Cerebro y sexualidad


Se ha sostenido el punto de vista de que las emociones tienen un sustrato orgánico en el cerebro, que en muchos casos está bien localizado y estudiado. Hay, sin embargo, un aspecto esencial de la emoción humana para el cual esta contraparte orgánica y molecular no ha podido identificarse. Se trata nada menos que del conjunto de emociones que pudieran asociarse con el sentimiento del amor. Difícil de definir —aunque fácil de experimentar— no sabemos siquiera si el amor es o no  una característica privativa de la especie humana.
Y sin embargo, puede intuirse, aunque hay que admitir que sin contar con muchas bases científicas, el hecho de que la emoción amorosa  asociada en muchas ocasiones con un profundo interés sexual, debe residir en alguna región del cerebro que hasta ahora ha conseguido escapar a la mirada escudriñadora de los neurobiólogos.
El sentimiento amoroso tiene características muy similares a las de un fenómeno bioquímico y molecular: es específico, dirigido a una persona en particular, ignorando al resto. Presenta el rasgo de desensibilización, es decir, después de un tiempo de obtenerse el "estímulo" deja de tener el mismo efecto, igual que sucede con las neuronas que reciben estimulación continua por un mismo neurotransmisor. Es desplazado por agonistas más potentes, característica resumida por la sabiduría popular con aquello de que: "un clavo saca a otro clavo". En fin, que el sentimiento amoroso seguramente tiene un componente bioquímico que actúa en el sistema nervioso, principio y fin de todos los sentimientos humanos, pero que hasta la fecha permanece perdido entre las circunvoluciones cerebrales.

En tanto esto se descubre, los científicos han examinado con cierto detalle, y ciertamente con más éxito, los rasgos materiales del comportamiento sexual.

Es curioso constatar que, en estos temas, la participación del cerebro se ha invocado sólo muy recientemente. Y sin embargo hay muchísimas cuestiones, a cual más interesante, relacionadas con la vinculación entre sexo y cerebro. No digamos ya con el erotismo, una conducta emocional que, generada entre algunos vericuetos anatómicos o en intrincados circuitos funcionales no identificados aún, es esencialmente privativa de la especie humana.
 Mientras que el hombre comparte con el animal algunos patrones de conducta parasexuales que están muy alejadas de los esquemas estereotipados de la cópula en los animales. Ya lo dijo en una hermosa frase Octavio Paz: "... el erotismo es invención, variación incesante; el sexo es siempre el mismo..." El universo erótico del hombre se extiende hasta matizar una gran proporción de sus acciones, pensamientos y emociones. Alcanza en la especie humana una esfera de influencia mental y emocional sin paralelo entre sus congéneres animales.
El Dr. Jack Nitschke un neurocientífico que investiga la química del amor en la Universidad de Wisconsin dice: "Estamos tratando de cambiar la idea del amor, en cuanto a que es una noción prácticamente celestial, a una que en realidad tiene una base biológica en la que sea posible determinar verdaderamente cuáles son los fundamentos neurológicos de esta emoción positiva"

Aunque nuestra comprensión de los mecanismos corporales que median la conducta sexual es aun muy incompleta se han cubierto algunas partes del cuadro a partir de los experimentos con animales y de estudios clínicos con personas.

Desde la neurobiología se están descubriendo nuevas sustancias y nuevas concepciones sobre el funcionamiento del Sistema Nervioso que nos llevan a asomarnos a un horizonte tan vasto como apasionante.

El cerebro y la actividad sexual
La actividad sexual humana involucra prácticamente todo el cerebro, porque no se limita a copular y eyacular, también se siente placer en los encuentros amorosos sin acto sexual y también se sufre en las separaciones conyugales.
Trataré primero los intentos de trazar las vías neurales y las regiones encefálicas implicadas en la conducta sexual y luego hablaré de algunas sustancias implicadas en la modulación de estos circuitos que considero de vital importancia por su potencia y su versatilidad como son los neuropéptidos.
El cerebro es el principal órgano sexual. Asocia los estímulos sensoriales a las emociones, anticipa los placeres del amor, guía los recuerdos sexuales positivos o negativos, colorea la vida erótica y emocional con sueños, fantasías e ilusiones y  mantiene la coherencia interna del ego, que es la base de la identidad sexual, de la propia imagen y de la autoestima. Desencadena y regula las sustancias químicas, reflejos corporales y mecanismos eróticos, excitatorios, orgásmicos, a través de conductos y terminaciones nerviosas, sanguíneas, linfáticas, etc. Pero también es la sede de la mente, la cual es la estructura que conforma lo que llamaríamos el ego o la conciencia.
Anatómicamente el centro sexual del cerebro consiste en una red de centros y circuitos neurales, tanto de activación como de inhibición localizados en el sistema límbico, -integrado por tálamo, hipotálamo hipocampo, amígdala, cuerpo calloso, septum y mesencéfalo-, con importantes núcleos en el hipotálamo y su región preóptica, que tienen amplias conexiones con otras partes del cerebro.
En la actualidad se sabe qué áreas concretas del cerebro participan en el comportamiento sexual gracias a los estudios en animales, en particular en los mamíferos. En lo que se refiere a la relación de los centros nerviosos con los aspectos aparentes de la conducta sexual, han mostrado la existencia de núcleos cerebrales (recordemos que los núcleos son grupos de neuronas) que se activan cuando se despierta en el animal la motivación sexual. Estas investigaciones han hecho hincapié en la importancia del hipotálamo, región cerebral del sistema límbico que desempeña un papel clave en la generación y la modulación de las emociones.
El cerebro destina grandes áreas para mantener vivo a su poseedor y para posibilitar el apareamiento y la procreación. Por ejemplo, el área de corteza senso-motora dedicada a los genitales es mayor que la que corresponde a la superficie del pecho, el abdomen y la espalda juntos.
El ansia de satisfacción sexual o excitación genital comienza en el Sistema Límbico, donde mensajeros químicos del Hipotálamo y la glándula Pituitaria estimulan los órganos reproductores. Cuatro zonas del cerebro se activan notoriamente en el comportamiento sexual: Cíngulo anterior, ínsula media, núcleo Putamen y núcleo caudado.
El proceso del amor comienza en la corteza cerebral, a continuación por el sistema límbico y entonces pasa al sistema endocrino.

Partes del cerebro involucradas
El sistema límbico gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales y está relacionado con la memoria, atención, emociones, personalidad y conducta. Integra la información genética y ambiental a través del aprendizaje, integra el medio interno y el externo antes de realizar la conducta y deriva la motivación relacionada con la preservación del organismo y la especie.
El hipotálamo regula y controla las funciones del sistema simpático y parasimpático y ejerce un “comando endocrino” a través de la pituitaria.
Se ha observado, por ejemplo, en un estudio en monos, que si el área preóptica medial en el hipotálamo se destruye, los machos pierden todo interés sexual por las hembras. Por el contrario, si esta área se estimula eléctricamente, se observa que  el animal muestra una conducta sexual activa y independientemente de las condiciones de esto en la hembra. Se ha observado que es este área preóptica medial del hipotálamo  la  que se activa cuando ocurre la cópula. Las células de esta región tienen un número muy grande de receptores de las hormonas, tanto de andrógenos (hormonas masculinas) como de estrógenos (hormonas femeninas).
El área preóptica medial APO es importante para la conducta reproductora del macho. Para la conducta femenina, las regiones encefálicas importantes se localizan en el núcleo ventromedial del hipotálamo.

Sustancias implicadas: Neurotransmisores y Neuropéptidos
En el sistema nervioso se encuentran sustancias implicadas en la regulación de la transmisión nerviosa, denominadas neurotransmisores. Los neurotransmisores son sustancias químicas que se encuentran en el sistema nervioso y están implicadas en la transmisión de estímulos. Las principales categorías de neurotransmisores incluyen acetilcolina, aminas biogénicas, unos pocos aminoácidos y un gran número de péptidos. Todos los neurotransmisores tienen bajo peso molecular y son compuestos hidrosolubles sintetizados a partir de moléculas precursoras. Los aminoácidos y péptidos se forman finalmente a partir de glucosa circulante. Se sintetizan en el cuerpo celular de la neurona y son transportadas a través de los axones. La neurotransmisión se lleva a cabo entre células adyacentes mediante la liberación de estas sustancias, por las terminaciones nerviosas luego del estímulo neuronal. Estas sustancias son básicamente polipéptidos que actúan como moduladores del impulso nervioso
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El neurotransmisor principal del placer es la dopamina, que fluye a la corteza frontal del cerebro y trae sentimientos de euforia y deseo sexual, que a su vez generan adrenalina y noradrenalina sistémica que provocan excitación.
Una vez el neuropéptido se ha producido en el interior del soma de la célula, es transportado a través de las fibras de tubulina del axón de la neurona (transporte axónico) a la sinapsis de la terminación nerviosa, donde es almacenado o liberado por exocitosis y va a ejercer sus funciones uniéndose a receptores de alta afinidad en ciertas células inflamatorias o puede ser inactivado y degradado por peptidasas endógenas.

El intercambio de información entre dos neuronas es el resultado de la liberación de un neurotransmisor desde el terminal presináptico  que actúa sobre receptores específicos situados en la membrana de la célula siguiente. La dopamina es un importante neurotransmisor presente en las sinapsis de numerosas estructuras cerebrales implicadas en la modulación del movimiento, la vida afectiva o el placer, entre otras funciones.

Cuando nos enamoramos estamos virtualmente locos/as porque se bajan los niveles de serotonina. El amor y el trastorno obsesivo compulsivo podrían tener un perfil químico similar.

En el enamoramiento se segrega dopamina, fenil-etil-amina y norepinefrina que provocan insomnio, excitación, taquicardia, enrojecimiento, anhelo, euforia, perdida del apetito y fijaciones mentales.

La fenil-etil-amina es un precursor de la dopamina, el neurotransmisor responsable de las sensaciones del amor romántico y es la sustancia que nos impulsa a repetir un comportamiento que nos proporciona placer.
Así, podemos considerar el amor como una adicción si “amar por el placer de experimentar los cambios que suceden, sin importar si el ser amado se merece nuestro amor, es una forma de adicción como cualquier otra, con todas sus perjudiciales consecuencias”.

El cerebro de una persona enamorada contiene grandes cantidades de feniletilamina y su producción en el cerebro puede desencadenarse por un intercambio de miradas, un roce, un apretón de manos.

Los péptidos

Sabemos que el hipotálamo controla los procesos físicos automáticos y es como una mini fábrica que reúne ciertas sustancias químicas llamadas péptidos. Estos son pequeñas secuencias encadenadas de aminoácidos. El cuerpo es básicamente una unidad de carbono que fabrica un total de 20 aminoácidos diferentes para formular su estructura física.

El hipotálamo toma pequeñas cadenas de proteínas llamadas péptidos y las reúne en determinados neuropéptidos o neurohormonas que combinan los estados emocionales que experimentamos diariamente. Se pueden considerar como neurotransmisores de alto peso molecular. Son moléculas relativamente grandes, lo que conlleva situaciones no tan fáciles de regular como las de un neurotransmisor clásico, es decir, una molécula sencilla. Debido a su tamaño su inactivación por recaptura y su degradación metabólica extracelular constituyen un problema. Esto nos lleva a pensar en términos generales que los neuropéptidos deben ejercer una actividad esencialmente cotransmisora o neuromoduladora.
La investigación en neuroquímica en los últimos años ha proporcionado una gran cantidad de información sobre estos péptidos neuroactivos. Lo más sorprendente de su descubrimiento ha sido que, en algunos casos, aunque se sabía que actuaban en el cuerpo humano como hormonas, se ha ampliado el campo de acción de los mismos. Pueden actuar como neurotransmisor y también poseer cualidades moduladoras y hormonales en otros lugares que tengan receptores para esta sustancia.
Gracias a nuevos métodos de investigación, como el radioinmunoensayo y la cromatografía líquida de alto rendimiento, se ha podido determinar el papel neurotransmisor tanto de los péptidos que ya se conocían por su intervención periférica y local, como del nuevo grupo de péptidos de acción cerebral como las encefalinas y las endorfinas.
Aunque se considera los péptidos como posibles neurotransmisores hay algunas diferencias con respecto a los mismos:
Su gran potencia. Aunque se encuentran en una concentración mucho más pequeña que el resto de neurotransmisores tienen acciones más potentes.
La biosíntesis, que parece ser similar al de las hormonas proteicas y otras proteínas secretoras. El neuropéptido exige una síntesis compleja y problemática que se produce en la neurona a partir de la formación de compuestos proteicos.
Otra característica también muy relevante es la coexistencia, dentro de la misma neurona, de neuropéptidos con otros péptidos o neurotransmisores. Cuando se liberan las dos sustancias, los péptidos tienen la capacidad de modular la acción del neurotransmisor clásico y también de actuar por separado sobre células postsinápticas.
Resumiendo toda esta información nos encontramos con el problema de cómo denominar entonces a todas estas sustancias, ya que actúan como hormonas, neurotransmisores y neuromoduladores.
Teniendo en cuenta lo anterior, lo más fácil es pensar que los neuropéptidos van a coexistir con los neurotransmisores, y su papel puede ser el de un neuromodulador. Por tanto, podemos hablar de neurotransmisores y cotransmisores con la concreta sofisticación de la acción de los neurotransmisores clásicos.
Los péptidos neurotransmisores más conocidos son las encefalinas y las endorfinas, que actúan sobre los receptores opiáceos endógenos; pero la lista de neuropéptidos que actualmente se están investigando en su distribución, contenido y potencia farmacológica es casi interminable, por lo que es imposible desarrollarlos todos.
Su liberación podría ser simultánea con la de los neurotransmisores clásicos, teniendo, por tanto, amplias repercusiones conductuales o simplemente expresar propiedades sobre los procesos psíquicos como la afectividad, la motivación, el aprendizaje y la memoria con sus consiguientes implicaciones en el sistema  y el comportamiento sexuales.
Estos péptidos están organizados en familias en base a estructuras relacionadas y con una secuencia peptídica común que es la responsable del tipo de actividad característica.
Quizá los mas conocidos de estos péptidos, son las endorfinas y encefalinas, que se consiguieron aislar del SNC gracias a su enorme capacidad para imitar las acciones básicas de la morfina, por esto se les denomina opiáceos endógenos.
Algunos de los neuropéptidos también existen en el sistema gastrointestinal, donde funcionan como neurotransmisores periféricos u hormonas.
Hay muchas familias parecidas de neuropéptidos. Cada miembro de la familia se puede encontrar sintetizado en un órgano o región del cerebro distinto, esto viene determinado por el procesamiento de las enzimas que allí existan.
En general los péptidos pueden dar lugar a muchas variaciones en el comportamiento, cuando se administran en humanos y animales de experimentación. Éstas van en la línea de modificación de las emociones y del estado de ánimo, así como efectos analgésicos de las encefalinas y endorfinas.

Péptidos, emociones y sexo
Podríamos decir que hay sustancias químicas para el enojo y para la tristeza, sustancias químicas para la victimización y para la lujuria. Hay una sustancia coincidente con cada estado emocional que experimentamos.
Y justo cuando experimentamos ese estado emocional en nuestro cuerpo o en nuestro cerebro ese hipotálamo inmediatamente reunirá el péptido y luego lo libera a través de la pituitaria al torrente sanguíneo.
En el instante en el que llega al torrente sanguíneo encuentra su camino hacia diferentes centros o diferentes partes del cuerpo.

Cada una de las células del cuerpo tiene receptores en el exterior y cada célula puede tener miles de receptores tachonando su superficie, como abriéndose al mundo exterior. Cuando un péptido se encaja en una célula, literalmente como una llave que encaja en una cerradura, se ubica en la superficie del receptor y se adhiere a él y digamos que mueve al receptor y como si fuera un timbre sonando, que envía una señal a la célula.

El péptido encuentra a los receptores y se acopla y permanece unido a ellos, y mientras está allí transforma la célula.
Un receptor que contiene un péptido activa toda una cascada de acontecimientos bioquímicos y algunos acaban con cambios en el núcleo de la célula.

Cuando los receptores de la membrana celular están vacíos las células gritan al cerebro el mensaje “¡tenemos hambre!”, y envían al cerebro impresiones que estimularan que éste comience a formular su imaginería.
La dopamina, el neurotransmisor principal del placer, fluye a la corteza frontal provocando sentimientos de euforia y deseo sexual. Simultáneamente el organismo segrega adrenalina y noradrenalina que recorren el cuerpo para producir la excitación genital.
La duración de la atracción bioquímica o enamoramiento es de 2 a 3 años, cuando las neuronas del sistema límbico terminan por habituarse a la fenil-etil-amina, que es una anfetamina natural. Entonces se da paso a la oxitocina que estimula a su vez la secreción de la hormona prolactina en la adenohipófisis. La prolactina trae un descenso del sistema dopaminergico y por tanto de la libido y de la respuesta sexual a nivel neurovegetativo y vascular.

Junto con este péptido que es la oxitocina, a continuación revisaremos algunos de los neuropéptidos involucrados más o menos indirectamente en los procesos sexuales que afectan tanto a las cinco fases de la respuesta sexual humana: deseo, excitación, orgasmo, resolución y satisfacción.

La oxitocina es un neuropéptido corto descubierto en 1973, compuesto por 9 residuos de aminoácidos, sintetizado en el núcleo paraventricular del hipotálamo y transportado por axones hasta las terminaciones nerviosas de la porción posterior de la hipófisis /(neurohipófisis) donde se almacena para ser liberada al torrente sanguíneo. Está relacionada con patrones sexuales, conductas maternales  y paternaesl, afectividad, ternura, acto de tocar, es la molécula de la monogamia, la molécula de la confianza, influye en funciones como el enamoramiento, el orgasmo, el parto, la lactancia.
Es un potente mediador cerebral de la necesidad y el dinamismo de vinculación.
Los estímulos que provocan su liberación son la succión del pezón, la estimulación de los genitales y la distensión del cuello uterino (reflejo de Ferguson).
El clímax sexual provoca el fluir de esta hormona, que facilita la circulación del esperma y la contracción de los músculos en los canales reproductores de ambos sexos.
El tacto estimula la liberación de oxitocina que es un elemento a tener en cuenta para el establecimiento de vínculos a largo plazo.
(En la diferenciación prenatal parece ser también una hormona peptídica la que induce al desarrollo del sistema de Wolff e inhibe el desarrollo del sistema de Muller entre la séptima y la duodécima semanas de la gestación).
Debido a la importancia y complejidad del comportamiento de todos estos procesos de neuromodulación,  considero muy importante debido a su profunda implicación en la respuesta sexual humana , que se llevará cabo una investigación centrada en las interacciones de distintos neuropeptidos vinculados más directamente en el sistema sexual, entre otros, los siguientes:
Las hormonas peptídicas producidas en la parte anterior de la hipófisis (hipófisis anterior), que son esenciales para la regulación del crecimiento, la reproducción y el metabolismo intermediario.
Endotelina. Es un péptido derivado del endotelio lacunar que al igual que algunos icosanoides como la Prostaglandina F2 alfa y el Troboxano A2, participan en la mantención de la flacidez peneana. Además, potencia la acción constrictora de las catecolaminas. También podemos mencionar en este grupo a la Prostaglandina H2.
Péptido derivado del gen de la calcitonina. De potente efecto vasodilatador, pienso que su importancia a la hora de tratar pacientes con dispaurenia esta altamente demostrado. Ha quedado claro y demostrado que en la mucosa de las pacientes con síndrome vulvovestibular VVS tiene un efecto directo sobre alteraciones funcionales y neuroquímicas. Se han demostrado cambios funcionales en la sensitividad de las terminaciones nerviosas de la mucosa vestibular involucrados en la percepción en respuesta a estímulos no dolorosos.
El péptido intestinal vasoactivo (VIP).  Es evidente su mediación en la génesis de las erecciones reflejas. Tiene un papel protagonista en la erección masculina, en la dilatación de las arterias y los tejidos eréctiles de la vulva femenina, estimula la contracción uterina y del músculo pubococcígeo, ayuda a tensar el introito, -lo que ayuda a la estimulación-; ayuda a la vasodilatación y produce un incremento de la permeabilidad vascular, lo que destaca su papel en la lubricación vaginal, así como en la vasodilatación más intensa en el área que corresponde al discutido Punto G.Al igual que la oxitocina el VIP aumenta la liberación de prolactina, hormona implicada directamente en el mecanismo eréctil -y en el descenso de la libido-, ya que a mayor concentración de prolactina menor respuesta eréctil en el hombre.
Polipéptido activador de la adenilil ciclasa de pituitaria (PACAP) debido a su amplia distribución y a sus acciones conocidas en diversos sistemas como el nervioso, circulatorio, gastrointestinal, endocrino e inmune. En lo que concierne a la respuesta sexual, tiene implicaciones en la activación de la esteroideogenesis en glándulas adrenales y gónadas, estimula la secreción de las células hipofisarias, relaja la musculatura lisa de vasos sanguíneos, entre otros efectos. Está demostrada la influencia beneficiosa de VIP y PACAP en diversos estados patológicos incluyendo, entre otros, insuficiencia cardiaca, isquemia e impotencia.
Neuropéptido Y. Junto con el péptido intestinal vasoactivo (VIP) es mediador de la respuesta muscular del clítoris y la vagina con estímulo y aumento de conducta reproductiva músculo pubococcígeo y su papel en la lubricación vaginal, así como la vasodilatación más intensa en el área que corresponde al discutido Punto G.
Neurotensina, debido a que su ubicación en el hipotálamo, el área preóptica, y la amígdala. Estimulación de la contracción uterina.  Incremento de la permeabilidad vascular.
Sustancia P parece ejercer una función de neurotransmisor excitador sensorial primario en la médula espinal y en los ganglios simpáticos. Parece que también como neurotransmisor del SNC y del sistema nervioso periférico (SNP): en el iris, la piel

La lista de péptidos es casi interminable y entre ellos podemos encontrar la angiotensina, activina, amilina, péptidos del sueño, carnosina, ACTH, Alfa-MSH, Beta-endorfina, PRL, LH/FSH, bombesina, carnosina, somatostatina, colecistoquinina, bradicinina, calidina y sus antagonistas, angiotensina, encefalinas y endorfinas, etc.

Ignoro en qué medida están involucrados en la respuesta sexual y, el erotismo y en las relaciones amorosas pero estoy segura de que con el tiempo iremos descubriendo sus implicaciones en algo tan vital para el ser humano como el amor y la sexualidad.
La posibilidad de encontrar una relación entre el erotismo y la función cerebral, incluyendo la localización de alguna o algunas regiones específicamente responsables de este aspecto de la conducta humana, se complica por el hecho de que los estímulos que en el animal son muy simples y bien caracterizados (el olor de la hembra en celo, el color del plumaje o del pelaje de los machos, la expresión del canto en las aves de sexo masculino), en el hombre, además de la existencia de estos mismos estímulos sencillos, que le permiten funcionar en forma simple semejante a la de los animales, existe una multitud de otras motivaciones, externas pero más sutiles, como la representación escrita o plástica, y de manera muy importante, otras internas como la evocación o la imaginación. El problema para encontrar una contraparte orgánica de la actividad erótica es que no existe hasta ahora ningún indicio acerca de la localización anatómica o molecular de estas actitudes de evocación e imaginación.

Tampoco se ha dado, como en el caso de muchas funciones —la visión, el habla— que una lesión cerebral en un sitio específico, prive al hombre de la capacidad imaginativa y creadora que se manifiesta asociada con una conducta erótica.
Considero por tanto fundamental para dilucidar las implicaciones de todo este complejo sistema en la respuesta sexual humana, que se realicen investigaciones en esta línea tan apasionante de la síntesis, activación y neuromoludación de los neurotransmisores por parte de estas moléculas peptídicas dado que parecen tener una función tan fundamental y una potencia mayor que los neurotransmisores clásicos.
La neuroendocrinología, que estudia la interacción de las hormonas sexuales con las neuronas cada vez adquiere mayor importancia. Es posible que los avances en esta disciplina permitan más adelante identificar con certeza las vías nerviosas y los transmisores químicos involucrados en las respuestas sexuales del ser humano.